Ella me mira y sonrie. Sonrio con complicidad hasta que ella menciona nuestro beso. Al parecer algunas reberberaciones resultan incómodas hasta en un bar un día viernes.
"Besé sus ojos, sus labios, mi boca bajó a lo largo de su pecho y rozó el ombligo infantil, el vello animal, el sexo, donde su corazón latía a golpecitos; su olor, su calor me emborrachaban y sentí que mi vida me abandonaba, mi vieja vida con sus preocupaciones, sus fatigas, sus recuerdos gastados".
"Después de soñar toda la noche con Henry y una orgía, fui a verlo y lo encontré deprimido y deseoso. En otras ocasiones se había negado a los juegos perversos del amor, pero hoy, después de mucha provocación y de muchos escarceos frustrantes (en la actualidad no puedo disfrutar del amor en serio), se dejó ir y por primera vez bebí su esperma. "