Sobre víctimas y victimarios.

Alguien niega la posibilidad de lo cotidiano. Uno limita la pasión a entregas excepcionales. Cualquiera es víctima de sus ansiosos caprichos carnales. Nadie se sacia con un papel secundario en la escena de tu existencia. Ninguno reprime sus deseos.

Yo me doblego al sentir el repulsivo sabor de ella en tus labios. Vos te estremeces ante cada llamado cuando maliciosamente busco alterar ese pobre equilibrio que pretendes reflejar. Uno de los dos es un estupendo domador de verborragias, mientras la quimera del otro se consume en el silencio. Ninguno de los dos comprende porque las agujas del reloj cosen desconciertos a destiempo.


Aquí y ahora es imposible discernir:
Quién sacrifica
Quién padece
Quién renuncia


Mientras la verdad siga ausente ninguna sentencia será emitida. Victimarios absueltos. Sin jueces ni víctimas, continuemos el juego.


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Busco un puerto lejos del dolor.

Interrogación

¿Donde se gesta el origen de una tragedia?